Una noche, de camino a casa, me encontré un perro pequeño.
Miré a su alrededor, y había dos perros muertos, todos de la misma raza. Uno de
ellos era un poco más grande, pude intuir que era la madre. El otro, era el
hermano. En ese momento, decidí, que él iba a ser mi perro .Esa noche, cerca de
las once de la mañana, miré por la ventana, mientras él pensativo me miraba,
debía de estar recordando a su familia. Me aparté de la ventana, y me acerqué a
él, y susurrando le conté que yo también sabía lo que era perder a alguien especial. Vi en él un rostro de
lástima, y le prometí comida y un techo dónde resguardarse, levantó la cabeza,
y con una mirada me lo agradeció. Recordé en ese rostro, todos los males
momentos que he tenido. Le di un abrazo, y él me lo devolvió con movimiento de
cola. Le juré que desde ese momento, iba a ser mi fiel compañero, y que nunca
lo abandonaría..
Estos son los sentimientos que experimenté cuando te
encontré en el medio de la calle, y tú me lo has agradecido toda tu vida dando
lo mejor de ti. Cada vez que llegaba del trabajo cansado, eras tú el que me
ponía contento con tus ganas de jugar. Gracias Coke.
Manu.A