martes, 19 de marzo de 2013

Una verdadera histora de dos amigos.


Una noche, de camino a casa, me encontré un perro pequeño. Miré a su alrededor, y había dos perros muertos, todos de la misma raza. Uno de ellos era un poco más grande, pude intuir que era la madre. El otro, era el hermano. En ese momento, decidí, que él iba a ser mi perro .Esa noche, cerca de las once de la mañana, miré por la ventana, mientras él pensativo me miraba, debía de estar recordando a su familia. Me aparté de la ventana, y me acerqué a él, y susurrando le conté que yo también sabía lo que era perder  a alguien especial. Vi en él un rostro de lástima, y le prometí comida y un techo dónde resguardarse, levantó la cabeza, y con una mirada me lo agradeció. Recordé en ese rostro, todos los males momentos que he tenido. Le di un abrazo, y él me lo devolvió con movimiento de cola. Le juré que desde ese momento, iba a ser mi fiel compañero, y que nunca lo abandonaría..

Estos son los sentimientos que experimenté cuando te encontré en el medio de la calle, y tú me lo has agradecido toda tu vida dando lo mejor de ti. Cada vez que llegaba del trabajo cansado, eras tú el que me ponía contento con tus ganas de jugar. Gracias Coke.











                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       Manu.A                              

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