Es ley de vida, nacemos idealistas, y morimos siendo realistas. Cuando somos
jóvenes, tenemos grandes esperanzas de cambiar el mundo, y a lo largo de
nuestra juventud, poco a poco, y sin que nos demos cuenta, se nos van
presentando ideas que van a cambiar nuestro futuro y el de mucha gente.
Frente a esto surge un problema, la mayoría de las personas tenemos
espléndidas proposiciones para mejorar día a día, pero con los años, vemos como
esas ilusiones van desvaneciendo. Muy pocas personas alcanzan sus ideales, y
muchos son los derrotados por el esfuerzo que precede esta ardua pelea que es
vivir. Los que llegan, son y serán un referente para todas la mentes idealistas
de la juventud, que querrán en un futuro cambiar el mundo, tal y como lo
hicieron sus héroes.
Las personas, somos como monedas, por un lado, somos Sancho, y por el otro,
un valiente Quijote.
Manu.A
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