lunes, 18 de marzo de 2013

Forofos



Son las 20:15. 11 de julio de 2010. Johannesburgo. Estadio Soccer City. El estadio está a rebosar, no cabe ni un alfiler en el estadio, la ocasión lo requiere. En apenas 15 minutos se va a disputar la final del Mundial de fútbol, que va a enfrentar a España, y a Holanda.

Veo a lo lejos que hay un sitio libre, y que está en mejor posición para ver el partido. Me acerco, para ver si por un casual no hay nadie que lo ocupe. Al lado hay un señor de gran envergadura, con una camiseta de España con el número 4 a las espaldas, y porta el nombre de F.Hierro. Se le ve al hombre muy ilusionado, y le pregunto que si estaba ocupado. Frente al asombro de aquél hombre, él me responde que no, y que no hay ningún problema en que me siente. El hombre me dice que ese sitio estaba guardado para su mujer, y que habían estado yendo a todos los partidos de España desde que se conocieron. Le pregunté por su mujer, él muy parsimonioso, me respondió que había muerto la noche anterior. Me sentí el hombre más malo del mundo, era la peor persona que había pisado la Tierra a lo largo de la historia. Frente a mi “cagada”, intenté arreglarlo diciéndole que por qué no había invitado a algún familiar, que dicho acontecimiento era una lástima perder el dinero de una entrada. Él me respondió que todos estaban ocupados. Le pregunté en que estaban  tan ocupados para perderse el fútbol. Él me respondió: en el entierro.




Manu.A

Porque el amor por el fútbol no tiene límites

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